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Ruben Tello
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Estudio Malaquías
Malaquías 3:6-12
Un corazón cercano a Dios es un corazón dador y agradecido con el Señor
#Dios
#diezmo
#generosidad
Published 18/04/2017
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Resumen del punto principal:
Mal 3:6-12
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Resumen del punto principal:
Ante la pregunta: ¿Es importante si damos a Dios de nuestros ingresos? la Palabra del Señor nos enseña que el diezmar y ofrendar es una de las formas en que evidenciamos nuestra obediencia a Dios y a su Palabra; por cuanto el diezmo fue instituido por Dios como una forma de honrarle a El y de sostener a sus siervos en el servicio al Señor. Entonces, cuando tenemos un corazón que se aparta de Dios uno de los síntomas es que no queremos dar, y cuando nos acercamos a El una de las consecuencias es que daremos con amor y gratitud, de tal forma que sus siervos sean sostenidos y experimentemos las bendiciones de la obediencia a Dios
Mal 3:6-12
editing
OT
Malaquías 3:6-12
lbla
Porque yo, el 1 Señor, no cambio ;
por eso vosotros, oh hijos de Jacob, no habéis sido consumidos 2 a .
ground
Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis estatutos
y no los habéis guardado a .
progression
concessive
Volved a mí
y yo volveré a vosotros —
actionresult
inference
dice el Señor de los ejércitos b .
ideaexplanation
Pero decís :
“¿Cómo hemos de volver ?”
¿ Robará 1 el hombre a Dios?
Pues vosotros me estáis robando .
questionanswer
Cadena de preguntas
restate
Pero decís:
“¿En qué te hemos robado ?”
En los diezmos y en las ofrendas 2 a .
Con maldición estáis malditos a ,
porque vosotros, la nación entera, me estáis robando 1 .
alternative
Traed todo el diezmo a al alfolí 1 ,
para que haya alimento 2 en mi casa;
actionpurpose
y ponedme ahora a prueba en esto —
dice el Señor de los ejércitos —
si no os abriré las ventanas del cielo b ,
y derramaré para vosotros bendición c
hasta que sobreabunde 3 d .
temporal
Por vosotros reprenderé al devorador,
para que no os destruya los frutos del suelo a ;
ni vuestra vid en el campo será estéril —
dice el Señor de los ejércitos .
Y todas las naciones os llamarán bienaventurados a ,
porque seréis una tierra de delicias b —
dice el Señor de los ejércitos .
¿Es importante si damos a Dios de nuestros ingresos? En esta oportunidad vamos a considerar uno de los temas que causan mas polémica y controversia: el diezmo. Saben hermanos, una de mis características es que soy muy curioso, siempre quiero saber el origen de las cosas y la verdad de un asunto y una vez leí un pequeño artículo donde hablaban de unas enseñanzas revolucionarias que daba un reconocido "apóstol", Guillermo Maldonado. Como no me gusta quedarme solo con los titulares, investigué un poco y llegué hasta la grabación de su prédica y la escuche unos minutos atónito mientras le oía hablar que el pecado de Adán en el huerto del Edén fue no dar el diezmo. Sí, asi como lo oyes hermano, y asi como tú estas ahora asombrado, asi estaba yo escuchando a este hombre explicar muy orondo que Dios le había prohibido a Adán tocar el arbol del conocimiento del bien y del mal ¿cierto? OK, entonces eso era el diezmo de todos los arboles del huerto. Era para Dios, reservado para El, pero Adán se lo comió, es decir, se comio el diezmo y por eso pecó y ya sabemos todo lo que pasó. Bueno hermanos, despues de reime un buen rato de la originalidad de este tipo para tergiversar la Palabra del Señor, quedé muy preocupado acerca de cuanto se ha malentendido el tema del diezmo y las ofrendas. Muchos sectores de la iglesia enseñan que el diezmo ya esta abolido porque era algo perteneciente al Antiguo Testamento. El sector mas conservador de la iglesia creemos que el diezmo era una practica anterior a la Ley, que se reglamentó durante la epoca de la Ley, y que no se anuló durante la era de la iglesia, sino que se le dio el verdadero sentido de lo que es: no tanto una ley para cumplir, que si la obedeces eres bendecido o si la desobedeces eres maldecido (eso es la Ley), sino que es un privilegio que tenemos los cristianos y una de las medidas o un termometro que mide nuestra salud espiritual, nuestro agradecimiento con el Señor y la forma como sostenemos a los siervos del Señor y somos colaboradores en la expansion del reino de los cielos. Ante la pregunta: ¿Es importante si damos a Dios de nuestros ingresos? la Palabra del Señor nos enseña que el diezmar y ofrendar es una de las formas en que evidenciamos nuestra obediencia a Dios y a su Palabra; por cuanto el diezmo fue instituido por Dios como una forma de honrarle a El y de sostener a sus siervos en el servicio al Señor. Entonces, cuando tenemos un corazón que se aparta de Dios uno de los síntomas es que no queremos dar, y cuando nos acercamos a El una de las consecuencias es que daremos con amor y gratitud, de tal forma que sus siervos sean sostenidos y experimentemos las bendiciones de la obediencia a Dios. Para ello, leamos por favor Malaquías, capítulo 3, versos del 6 al 12.
1. El egoísmo como señal de un corazón apartado de Dios (v. 6-9) " Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos. Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado " “El diezmo es la puerta del creyente hacia el pacto de bendición. El diezmo es una ley espiritual tan efectiva como lo son las leyes naturales. Así como la gravedad permite que los objetos caigan al suelo si son dejados en el vacío, así el diezmo permite al creyente recibir "medida buena, apretada, sacudida y rebosante" - Lucas 6:38” ( Pastor Dawlin A. Ureña , Ministerios Antes del Fin) Una de las primeras cosas que tenemos que comprender con respecto al diezmo es que no se trata de la "unica" forma de obedecer a Dios o que es la "unica" garantía de bendición. Muchos malos predicadores enseñan, equivocadamente, que si diezmas el Señor si o si te va a bendecir y si haces lo contrario, es decir retienes el diezmo, la maldicion del Señor va a caer sobre tu vida y usan justamente este texto que estamos analizando como sustento bíblico. Es una mala practica de interpretacion biblica el sacar un texto de su contexto y hacer doctrina de ello, tambien es una mala practica de interpretacion biblica el sacar un texto del Antiguo Testamento y hacer doctrina de ello, sin considerar que muchos pasajes del Antiguo Testamento estan explicados, redefinidos y considerados a la luz de una revelacion mayor en el Nuevo Testamento. Esto es justamente lo que sucede con este texto de Malaquías. Vamos a examinar brevemente los origenes del diezmo, como se manejó durante la ley y como luego esta es redefinida y puesta en el espiritu correcto en la era de la gracia. Lo primero que tenemos que considerar es que el problema del creyente no es diezmar o no diezmar, sino que el problema va mas alla, asi como el problema para un enfermo de hepatitis no es si tener la piel amarilla o no, ese es solo un sintoma, el problema es el virus que ha entrado en su organismo. Asimismo, el problema no es diezmar o no diezmar, es el virus del egoísmo que ha penetrado nuestro corazon y que nos lleva a retener, no solo el diezmo, sino el servicio, la gratitud, etc. Normalmente una persona que no diezma tampoco sirve, porque tiene un corazon egoísta que busca retener mas que dar al Señor. La raíz del problema es el egoísmo " Porque yo Jehová no cambio; por esto, hijos de Jacob, no habéis sido consumidos. Desde los días de vuestros padres os habéis apartado de mis leyes, y no las guardasteis. Volveos a mí, y yo me volveré a vosotros, ha dicho Jehová de los ejércitos" (6-7a) El secreto de la interpretacion correcta de este texto se encuentra en entender el caracter de Dios, que no cambia, y entender que los judios se habian apartado no solo de la ley del diezmo, sino de todas las leyes de Dios. La Biblia no dice " vuestos padres se han apartado de mi ley ", dice " se han apartado de mis leyes ". El problema de los judios era que le habian dado la espalda a la Palabra del Señor y a sus mandatos, uno de los cuales era el diezmo y las ofrendas, pero habian otros mas, y tambien a esos mandamientos le habian dado la espalda. Era la misma situacion que graficaba el profeta Hageo: " En el año segundo del rey Darío, en el mes sexto, en el primer día del mes, vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo a Zorobabel hijo de Salatiel, gobernador de Judá, y a Josué hijo de Josadac, sumo sacerdote, diciendo: Así ha hablado Jehová de los ejércitos, diciendo: Este pueblo dice: No ha llegado aún el tiempo, el tiempo de que la casa de Jehová sea reedificada. Entonces vino palabra de Jehová por medio del profeta Hageo, diciendo: ¿Es para vosotros tiempo, para vosotros, de habitar en vuestras casas artesonadas, y esta casa está desierta? Pues así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad bien sobre vuestros caminos. Sembráis mucho, y recogéis poco; coméis, y no os saciáis; bebéis, y no quedáis satisfechos; os vestís, y no os calentáis; y el que trabaja a jornal recibe su jornal en saco roto. Así ha dicho Jehová de los ejércitos: Meditad sobre vuestros caminos. Subid al monte, y traed madera, y reedificad la casa; y pondré en ella mi voluntad, y seré glorificado, ha dicho Jehová. Buscáis mucho, y halláis poco; y encerráis en casa, y yo lo disiparé en un soplo. ¿Por qué? dice Jehová de los ejércitos. Por cuanto mi casa está desierta, y cada uno de vosotros corre a su propia casa. Por eso se detuvo de los cielos sobre vosotros la lluvia, y la tierra detuvo sus frutos. Y llamé la sequía sobre esta tierra, y sobre los montes, sobre el trigo, sobre el vino, sobre el aceite, sobre todo lo que la tierra produce, sobre los hombres y sobre las bestias, y sobre todo trabajo de manos " (Hageo 1:1-11). El pueblo estaba siendo egoísta, no dando a Dios la primacía sobre todas las cosas, estaba reteniendo y con ello la obra de Dios sufría. El templo de Dios no estaba siendo restaurado, la gloria de Dios no podía anunciarse a las naciones, Israel no estaba cumpliendo el propósito por el cual había sido formado por Dios. Israel vivía para sus propios propósitos, no para los propósitos de Dios. El pueblo se había apartado de los mandamientos de Dios, su corazón estaba lejos de El; sin embargo, porque Dios no cambia, porque El es el mismo ayer, hoy y siempre, porque El es fiel y no puede negarse a si mismo es que el invita al pueblo egoísta a volverse a El, porque si el pueblo se vuelve a El, Dios se volvería a ellos. Si ellos dejaban ese corazón egoista, Dios estaba presto para perdonar y restaurar y dar bendición donde veíamos las consecuencias del pecado. Es lo mismo que Santiago anunciaba en su carta: " Acercaos a Dios, y él se acercará a vosotros. Pecadores, limpiad las manos; y vosotros los de doble ánimo, purificad vuestros corazones. Afligíos, y lamentad, y llorad. Vuestra risa se convierta en lloro, y vuestro gozo en tristeza. Humillaos delante del Señor, y él os exaltará " (Santiago 4:8-10). El pecado del egoísmo puede ser corregido pero cuando nos arrepentimos de el. El pueblo no se alejó de Dios por no diezmar, el pueblo dejó de diezmar porque estaba alejado de Dios y tenía un corazón duro, insensible a Dios que se manifestaba en un corazón egoísta, que retiene, que no da, que no agradece, que no sirve. Las consecuencias del egoísmo "Mas dijisteis: ¿En qué hemos de volvernos? ¿Robará el hombre a Dios? Pues vosotros me habéis robado. Y dijisteis: ¿En qué te hemos robado? En vuestros diezmos y ofrendas. Malditos sois con maldición, porque vosotros, la nación toda, me habéis robado " (7b-9) Esa dureza de corazón se muestra en la respuesta del pueblo: ¿en que vamos a volvernos, que hemos hecho de malo? La respuesta del Señor es clara: a pesar de que es una necedad pensar que alguien puede robarle a Dios, que es dueño de todo cuanto existe, aun de nuestra vida, el pueblo estaba robando a Dios. Una vez mas el corazón duro no reconoce su pecado sino que pregunta: ¿en que te hemos robado? ¿acaso no trabajamos con nuestras manos y ganamos nuestro dinero? ¿No edificamos nuestras casas y compramos nuestras cosas? Ellos habían robado a Dios en sus diezmos y ofrendas, habían retenido el dar a Dios y ya sabemos que eso lo hacían porque tenían un corazón alejado de Dios. Por lo tanto, el veredicto de Dios era claro: malditos son con maldición porque toda la nacion entera estaba robando a Dios. Le había robado en sus diezmos, le había robado su gloria, habían dejado de lado al Señor y habían establecido sus propios principios. Este justamente es el verso que muchos usan para enseñar que no diezmar acarrea la maldición de Dios; pero hay que mirar la enseñanza sobre el diezmo en contexto para poder entender. Pero, ¿es esto lo que enseña la Palabra de Dios? Bueno, para ello vamos a definir en primer lugar lo que es el diezmo según la Biblia. La palabra diezmo viene del latín DECIMUS que significa décimo o décima parte. En griego y hebreo, idiomas originales de la Biblia, las palabras utilizadas tenían este mismo significado, décima parte. El diezmo como sistema de tributación fue algo que Dios estableció en el Antiguo Testamento, con la finalidad de suplir las necesidades de los levitas y poder apoyar los gastos del templo o del tabernáculo. Además, se usaba en la manutención de las viudas, los huérfanos y los pobres. Antes de la promulgación de la ley veremos dos casos registrados de personas que diezmaron: Abraham y su nieto Jacob. Después de esto, no vemos más registro de diezmo hasta que se establece la ley mosaica y se definen los parámetros, la frecuencia, el propósito y el destino del diezmo para el pueblo de Israel. Yendo un poco más al detalle de esta palabra, veremos que la palabra diezmo o diezmar o diezmos aparece 39 veces en la Biblia: 32 veces en el Antiguo Testamento y solo 7 veces en el Nuevo Testamento. 1. El diezmo antes de la ley de Moises Vemos antes de la ley de Moisés solo 2 casos registrados de diezmo: el diezmo de Abraham y el de Jacob. Hay muchos otros casos de ofrendas realizadas voluntariamente (como las de Abel, las de Noé, etc.) pero no son denominados diezmos ni cumplen con las características del mismo (apartar la décima parte de las bendiciones para Dios). Vemos entonces estos dos casos registrados: · Génesis 14: 17-20: Abram dio a Melquisedec, sacerdote del Dios Altísimo, el diezmo de todo el botín obtenido al derrotar a los cuatro reyes invasores. Parece ser un acto voluntario y no vemos reproche del Señor hacia Abram por este acto. Este es la primera mención del diezmo en la Biblia, en la lejana era de los patriarcas, siglos antes de la promulgación de la ley. “Y bendito sea el Dios Altísimo, que entregó tus enemigos en tu mano. Y le dio Abram los diezmos de todo ” (Génesis 14:20) · Génesis 28: 20-22: En Bet-el Jacob prometió diezmar todo lo que Jehová le diera en su viaje a Harán. Parece ser un acto voluntario, para persuadir a Jehová a cuidarlo y bendecirlo. El texto no dice cómo entregaría el diezmo a Jehová, ni menciona más adelante si cumplió este voto o no. “ Y esta piedra que he puesto por señal, será casa de Dios; y de todo lo que me dieres, el diezmo apartaré para ti.” (Génesis 28:22) En ambos casos, no había una legislación al respecto, así que vemos que el diezmo es voluntario, nacido del corazón de ambos hombres de Dios en algún momento de sus vidas. Tampoco vemos que hayan continuado ofreciéndolo luego, solo vemos que lo ofrecieron una sola vez, hasta donde la Biblia nos lo declara. 2. El diezmo durante la ley de Moises · Reconocimiento de la provisión de Dios: Se debía diezmar de todo cuanto el israelita recibiera: del fruto de la tierra, de los animales e incluso del fruto de los árboles; reconociendo así que todo lo que hemos recibido viene de Dios y nada podemos tener a menos que venga de su mano. En caso de que un judío quisiera retener algún producto en particular de su cosecha debía entonces dar el equivalente monetario y añadirle una quinta parte de ese valor al total, no así de los animales que no podían ser rescatados. (Levítico 27:30-33). · Sustento de los levitas en el ministerio: El diezmo sería usado para alimentar a los que servían en el ministerio del tabernáculo de reunión y posteriormente en el templo. “ Y he aquí yo he dado a los hijos de Leví todos los diezmos en Israel por heredad, por su ministerio, por cuanto ellos sirven en el ministerio del tabernáculo de reunión” (Números 18:21). Esta era la manera que Dios proveyó para que fuesen sustentados los que por su ocupación espiritual no disponían de otro tiempo para tener haciendas, cosechar frutos, o criar ganado. Este diezmo que recibían era la remuneración por el servicio que prestaban a Jehová. Dios entregó en Deuteronomio 12:19 una advertencia a los israelitas sobre no descuidar la atención a los levitas. Cuando este mandamiento era desoído Dios siempre mostraba su reproche ante la avaricia y el egoísmo de su desobediente pueblo (Malaquías 3:8-9). En tiempos de Nehemías fue tan descuidada la nación en este mandato que los levitas tuvieron que abandonar el servicio en la casa de Dios e irse a labrar la tierra y ganar dinero en cualquier forma para no morir de hambre, suceso que Nehemías reprendió duramente (Nehemías 13:10-12). Reunió luego a los levitas y los colocó en sus respectivas funciones. Ezequías hizo lo mismo en su reinado y gracias a esta y otras reformas, el pueblo experimentó un despertar espiritual. · Sustento de los desvalidos: El diezmo también cubría las necesidades de viudas, huérfanos, extranjeros y pobres (Deuteronomio 14.28-29). · Como ofrenda mecida a Dios: Los levitas al recibir el diezmo, debían apartar la décima parte del mismo y presentarlo a Dios como una ofrenda mecida. Y habló Jehová a Moisés, diciendo: Así hablarás a los levitas, y les dirás: Cuando toméis de los hijos de Israel los diezmos que os he dado de ellos por vuestra heredad, vosotros presentaréis de ellos en ofrenda mecida a Jehová el diezmo de los diezmos. Y se os contará vuestra ofrenda como grano de la era, y como producto del lagar (Números 18.25-27). Y el diezmo de la tierra, así de la simiente de la tierra como del fruto de los árboles, de Jehová es; es cosa dedicada a Jehová . Y si alguno quisiere rescatar algo del diezmo, añadirá la quinta parte de su precio por ello. Y todo diezmo de vacas o de ovejas, de todo lo que pasa bajo la vara, el diezmo será consagrado a Jehová . No mirará si es bueno o malo, ni lo cambiará; y si lo cambiare, tanto él como el que se dio en cambio serán cosas sagradas; no podrán ser rescatados. Estos son los mandamientos que ordenó Jehová a Moisés para los hijos de Israel , en el monte de Sinaí. (Levítico 27:30-34) Deuteronomio 14:20-23: “Indefectiblemente diezmarás todo el producto del grano que rindiere tu campo cada año. Y comerás delante de Jehová tu Dios en el lugar que él escogiere para poner allí su nombre, el diezmo de tu grano, de tu vino y de tu aceite, y las primicias de tus manadas y de tus ganados, para que aprendas a temer a Jehová tu Dios todos los días”. Algunos estudiosos proponen que este texto se refiere a un segundo diezmo, dado que el primero estaba dirigido a los levitas y ellos debían administrarlo. En cambio, el texto aquí mencionado refiere a que el pueblo podía disponer del diezmo para comerlo en el tiempo de las festividades establecidas por el Señor. Proverbios 3:9-10 “ Honra a Jehová con tus bienes, Y con las primicias de todos tus frutos; Y serán llenos tus graneros con abundancia, Y tus lagares rebosarán de mosto ”. Este pasaje no se refiere directamente a diezmos, pero si habla de dar a Dios las primicias de lo que recibimos. Tener en cuenta que el libro de proverbios contiene dichos de sabiduría, no contiene doctrina; por lo tanto, no podemos asumir que este texto refiere a una promesa de Dios a su pueblo. Éxodo 34:26 “ Las primicias de los primeros frutos de tu tierra llevarás a la casa de Jehová tu Dios ”. Este texto también alude a la actitud que debe tener quien se acerca a Dios a dar. Sea para diezmar o para ofrendar, el creyente tiene que acercarse con un corazón dispuesto, agradecido y obediente al Señor. Deuteronomio 26:1-2 “ Cuando hayas entrado en la tierra que Jehová tu Dios te da por herencia, y tomes posesión de ella y la habites, entonces tomarás de las primicias de todos los frutos que sacares de la tierra que Jehová tu Dios te da, y las pondrás en una canasta, e irás al lugar que Jehová tu Dios escogiere para hacer habitar allí su nombre ”. Este texto recalca el agradecimiento que debe tener quien ofrenda a Dios. Se hace mención de la liberación del Señor a su pueblo y el cumplimiento de la promesa que el Señor les hizo de que habrían de heredar la tierra prometida a Abraham, Isaac y Jacob. Dios es fiel a sus promesas y los creyentes deben tener un corazón agradecido a Dios por ello. Cuando el pueblo falló en el mandato de diezmar fue reprendido por Dios por medio de sus profetas. “ Vosotros me habéis robado vuestros diezmos ” dice Malaquías 3:8 y muchos toman pasajes como estos para presionar a los creyentes insinuando maldición de Dios sobre los que no diezman. Pero, ¿es correcto utilizar estos textos para entender que Dios maldice, castiga o disciplina a quienes no diezman regularmente todos los meses? ¿Es el diezmo aun valido para la época de la Iglesia? ¿Qué enseñaron Jesús y los apóstoles sobre el diezmo? 3. El diezmo despues de la ley de Moises Jesús no enseñó específicamente sobre el diezmo, aunque si hablo indirectamente de él. En el Nuevo Testamento solo vemos 3 pasajes donde Jesús se refiere al diezmo, y estos son: · Mateo 23: 23 y Lucas 11: 42 “ ¡Ay de vosotros, escribas y fariseos, hipócritas! porque diezmáis la menta y el eneldo y el comino, y dejáis lo más importante de la ley: la justicia, la misericordia y la fe. Esto era necesario hacer, sin dejar de hacer aquello ” (Mateo 23:23) “ Más ¡ay de vosotros, fariseos! que diezmáis la menta, y la ruda, y toda hortaliza, y pasáis por alto la justicia y el amor de Dios. Esto os era necesario hacer, sin dejar aquello ” (Lucas 11:42) En estos pasajes paralelos, Jesus se enfrenta a fariseos religiosos que se justificaban a sí mismos y él les recrimina que hacían alarde de cumplir la ley de manera minuciosa la ley pero olvidando el espíritu de esa ley. Ellos diezmaban aun cosas que parecerían insignificantes en su afán de erigirse como modelos de justicia y santidad. Jesus les dice que habían olvidado la justicia, la misericordia y la fe. El punto clave aquí es cuando dice “ esto era necesario hacer (el diezmo), sin dejar de hacer aquello ”. Es interesante notar que Jesus no recrimina el diezmo, sino el espíritu orgulloso y religioso de aquellos que olvidan el espíritu de la ley. · Lucas 18: 11-12 “El fariseo, puesto en pie, oraba consigo mismo de esta manera: Dios, te doy gracias porque no soy como los otros hombres, ladrones, injustos, adúlteros, ni aun como este publicano; ayuno dos veces a la semana, doy diezmos de todo lo que gano” Jesús mencionó en la parábola del publicano y del fariseo el caso de un fariseo que se enorgullecía de su obediencia a la Ley. Jesús concluye que es el publicano, y no el fariseo, quien desciende a casa justificado; pero no por diezmar o no, sino por su orgullo espiritual. Jesus no rechaza lo que el fariseo hacia: ayunar y diezmar, sino que sus reproches se dirigen claramente a quienes se ensalzan a sí mismos, estos son humillados ante Dios. Vemos pues que Jesus no condenó el diezmo, ni mencionó su abolición. En estos textos vemos que el Señor simplemente lo toma como algo normal dentro de la vida del pueblo de Dios. Tendremos que esperar a la enseñanza de los apóstoles para poder ver con más claridad que se espera del diezmo en tiempos novotestamentarios. Sorprende que, fuera de las dos referencias que hace del diezmo el Señor Jesús, solo se vuelva a hablar explícitamente del diezmo en la epístola a los Hebreos, capítulo 7. En este capítulo no se manda a los creyentes a diezmar, sino se hace una explicación de la superioridad del sacerdocio de Melquisedec (tipo y figura de Cristo) “Porque este Melquisedec, rey de Salem, sacerdote del Dios Altísimo, que salió a recibir a Abraham que volvía de la derrota de los reyes, y le bendijo, a quien asimismo dio Abraham los diezmos de todo ; cuyo nombre significa primeramente Rey de justicia, y también Rey de Salem, esto es, Rey de paz; sin padre, sin madre, sin genealogía; que ni tiene principio de días, ni fin de vida, sino hecho semejante al Hijo de Dios, permanece sacerdote para siempre. Considerad, pues, cuán grande era éste, a quien aún Abraham el patriarca dio diezmos del botín . Ciertamente los que de entre los hijos de Leví reciben el sacerdocio, tienen mandamiento de tomar del pueblo los diezmos según la ley , es decir, de sus hermanos, aunque éstos también hayan salido de los lomos de Abraham. Pero aquel cuya genealogía no es contada de entre ellos, tomó de Abraham los diezmos, y bendijo al que tenía las promesas. Y sin discusión alguna, el menor es bendecido por el mayor. Y aquí ciertamente reciben los diezmos hombres mortales; pero allí, uno de quien se da testimonio de que vive. Y por decirlo así, en Abraham pagó el diezmo también Leví, que recibe los diezmos ; porque aún estaba en los lomos de su padre cuando Melquisedec le salió al encuentro” (Hebreos 7:1-10) Hay que tener en cuenta que Abraham dio los diezmos del botín de la guerra contra los reyes paganos, no de sus ingresos normales. El escritor de Hebreos nos dice que Melquisedec era superior al sacerdocio levítico pues aun Levi, en los lomos de su padre, dio los diezmos también. Además se nos dice que el mandamiento de tomar los diezmos, realizado por los levitas, era según la ley mosaica; es decir, eran parte de la ley para el pueblo de Israel. El escritor del libro de hebreos claramente apunta a la persona del Hijo de Dios al ver a Melquisedec, es decir, ve en este antiguo personaje una figura del Señor Jesucristo y su superior sacerdocio. Ahora, dada por cesada la ley y sus ordenanzas, hemos sido participantes de un mejor pacto y mejores promesas por la gracia del Sumo Sacerdote Cristo Jesús. Queda entendido pues que los creyentes en el Nuevo Testamento no debían dar a los levitas en el templo, sino directamente al Señor mismo. Viendo las cosas en perspectiva ¿Por que el pueblo de Dios era maldecido por Dios por causa de haber robado al Señor? Porque el pueblo de Dios estaba bajo la ley y la Ley establecía claramente las consecuencias de la desobediencia: " Pero acontecerá, si no oyeres la voz de Jehová tu Dios, para procurar cumplir todos sus mandamientos y sus estatutos que yo te intimo hoy, que vendrán sobre ti todas estas maldiciones, y te alcanzarán. Maldito serás tú en la ciudad, y maldito en el campo. Maldita tu canasta, y tu artesa de amasar. Maldito el fruto de tu vientre, el fruto de tu tierra, la cría de tus vacas, y los rebaños de tus ovejas. Maldito serás en tu entrar, y maldito en tu salir. Y Jehová enviará contra ti la maldición, quebranto y asombro en todo cuanto pusieres mano e hicieres, hasta que seas destruido, y perezcas pronto a causa de la maldad de tus obras por las cuales me habrás dejado " (Deuteronomio 28:15-20). Ahora, ¿estas mismas maldiciones se aplican al creyente? No, porque el creyente no vive bajo la ley, sino bajo la gracia. Ninguna condenación, ni maldición hay para el creyente por cuanto Cristo pagó toda la maldición de la condena por desobedecer la ley. Nacimos pecadores por naturaleza, luego pecamos voluntariamente y pasamos toda nuestra vida pecando y haciendo lo malo ante los ojos del Señor. Aun asi, a pesar de qye eramos enemigos de Dios, Cristo murio por nosotros. Dios le entregó a la muerte y en la cruz, Cristo cargó con la ira de Dios y el castigo de tu pecado y de mi pecado. Y cuando en la cruz, Cristo clamo: ¡Consumado es! la paga del pecado, que es la muerte, había sido cancelada en su totalidad. No hay mas condena por el pecado, no mas maldicion por cuanto Jesus el hijo de Dios la pago toda. No permitas amado hermano que nadie te engañe haciendote pensar que puedes estar bajo la maldicion de Dios, por cuanto nadie puede maldecir lo que Dios ha bendecido. ¿Que es lo que vemos hasta entonces? El problema del judio de los tiempos de Malaquías era el egoísmo de su corazón, así como el problema del creyente que se rehúsa a diezmar es el egoísmo de su corazón, que le lleva a tener una actitud de robar a Dios lo que le pertenece así como su gloria.
2. La generosidad como consecuencia de un corazón cercano a Dios (v. 10-12) " Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos " Lo que Dios buscaba de su pueblo en el Antiguo Testamento es lo mismo que Dios busca ahora de su iglesia en el Nuevo Testamento: un corazón agradecido, amoroso, leal, fervoroso que de no por obligación, sino por voluntad propia. En el Antiguo Testamento, los judios no habíen experimentado la gracia del nuevo nacimiento ni tenían al Espíritu Santo en su interior; por lo tanto, el dar estaba reglamentado por la Ley mosaica y era un asunto de dar por obediencia y habían duras consecuencias por no dar. Sin embargo, en la era de la gracia no estamos bajo la ley y el dar el diezmo y las ofrendas no es una ley que tienes que cumplir para no ser maldecido por Dios; sino que es un privilegio y uno de los frutos que deben nacer de un corazón que ha nacido de nuevo, que no es egoísta, sino generoso y que con ello evidencia su salud espiritual y su cercanía a Dios. Hermanos, el dinero es amoral, pero el uso de este es un indicador que nos muestra el estado de nuestra vida espiritual. El creyente que esta caminando con Dios va a dar a Dios de su tiempo, de sus talentos y también de sus tesoros. No puede dar lo que no tiene, pero de lo que tiene va a dar lo mejor porque esta agradecido con Dios y porque reconoce que Dios es el dador de todo lo que tiene y su proveedor. Un creyente así puede decir junto con David " joven fuí y he envejecido y no he visto justo desamparado ni su descendencia mendigue pan ". Un creyente que tiene un corazón saludable no ama al dinero, sino que ama a Dios y usa el dinero que Dios le da para sus necesidades personales pero también para la expansión del reino de Dios y para la gloria de su nombre. El mandato a dar " Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi casa; y probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos" (v. 10a) En la era de la Ley el dar a Dios era un mandato; por eso aquí el Señor ordena a su pueblo que traigan todos los diezmos al alfolí, al templo del Señor para que haya alimento en su casa para los levitas, para los ministros de la casa de Dios, para los pobres y necesitados y esto era algo que Dios demandaba y aun dice " pruebenme en esto ". Haganlo y veran las consecuencias de la obediencia. Si lo dijera otra persona sería un atrevimiento hacia Dios; pero es Dios mismo quien invita a que probemos la generosidad de Señor cuando con corazón agradecido nos acercamos a El para darle porque reconocemos que todo lo que tenemos es de El. Al hacerlo experimentamos la bondad y generosidad de Dios y también probamos nuestro propio corazón. En la era de la gracia, el dar no se enseña como un precepto de la ley que debe cumplirse, sino de una forma diferente. Pablo, siendo fariseo antes de ser cristiano, conocía perfectamente la legislación sobre el diezmo en Israel; sin embargo, llama la atención que no mencione en ninguna ocasión sobre el diezmo en sus epístolas. Sabemos que se cuidaba siempre de no motivar a los cristianos a volver a depender de las obras para la salvación, como lo atestigua la epístola a los Gálatas. Entendemos pues que no enseñó el diezmo como una ley, sino más bien, dio especificaciones acerca de la actitud, de la necesidad y el propósito que se debe tener al dar. El apóstol Pablo enseño a los cristianos a dar con liberalidad, gozo y conocimiento. Alabo a las iglesias pobres de Macedonia porque dieron más allá de sus fuerzas (2 Corintios 8: 1-5), dejando un patrón, un modelo de como creyentes aun en necesidad pueden, y deben, estar comprometidos en el dar para sus hermanos en necesidad. También enseño que cuando se recolectan ofrendas para los santos, los creyentes deben apartar cada primer día de semana (domingo), según hayan prosperado, para armar una ofrenda para los creyentes en necesidad (1 Corintios 16: 1-4). Hay que notar que Pablo no específica cuanto es lo que hay que apartar (“aparten algo”), sino simplemente da instrucciones para poder recolectar ordenadamente. El asume que todos los creyentes son prosperados, pero de diferente manera (“según haya prosperado”) y asume también que todo creyente dará su ofrenda (“cada uno de vosotros”). Asimismo, el apóstol Pablo enseño que los ministros del evangelio tienen permitido vivir de las ofrendas que los hermanos dieran (1 Corintios 9: 7-14). Este era un mandato del Señor mismo y nos da un segundo propósito para el ofrendar cristiano: sostener a los que trabajan en el ministerio a tiempo completo. Por último, el apóstol Pablo enseño sobre la actitud que debemos tener al ofrendar. En 2 Corintios 9: 6-11 Pablo nos da mucha luz al respecto: “ Pero esto digo: El que siembra escasamente, también segará escasamente ; y el que siembra generosamente, generosamente también segará . Cada uno dé como propuso en su corazón: no con tristeza, ni por necesidad, porque Dios ama al dador alegre. Y poderoso es Dios para hacer que abunde en vosotros toda gracia, a fin de que, teniendo siempre en todas las cosas todo lo suficiente, abundéis para toda buena obra; como está escrito: Repartió, dio a los pobres; su justicia permanece para siempre. Y el que da semilla al que siembra, y pan al que come, proveerá y multiplicará vuestra sementera, y aumentará los frutos de vuestra justicia, para que estéis enriquecidos en todo para toda liberalidad, la cual produce por medio de nosotros acción de gracias a Dios ” Pablo es claro al enseñar que hay un principio de reciprocidad al dar. No especifica que la devolución sea ni de la misma cantidad ni modo, pero nos dice que hay una bendición al dar. También no enseña que todo creyente debe dar como producto de una decisión consciente, un acto de la voluntad del cristiano al dar con gozo, con generosidad. Menciona la promesa de que Dios puede prosperarnos para “ abundar en toda buena obra ”. Reafirma la promesa al decir que Dios da semilla al que siembra y pan al que come; y para que no mal entendamos la promesa de prosperidad para que generoso que da (como suelen hacer quienes proponen la teología de la prosperidad), Pablo menciona el propósito de ser prósperos: ser enriquecidos en todo para toda liberalidad. El propósito de la prosperidad cristiana es la generosidad, el dar aún más para la obra. La bendicion del dar " si no os abriré las ventanas de los cielos, y derramaré sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador, y no os destruirá el fruto de la tierra, ni vuestra vid en el campo será estéril, dice Jehová de los ejércitos. Y todas las naciones os dirán bienaventurados; porque seréis tierra deseable, dice Jehová de los ejércitos " (v. 10b-12) Dios promete a su pueblo bendecirlo si obedecen la Palabra de Dios y le honran con los diezmas y ofrendas. Describe 4 bendiciones: Abrir las ventanas de los cielos Derramar sobre su pueblo bendicion hasta que sobreabunde Reprender al devorador y producir fertilidad y prosperidad Hacer a su pueblo tierra deseable, que puedan ser luz y testimonio a las naciones. ¿Que es lo que vemos hasta el momento? Es interesante que la 4ta bendición tiene que ver con el testimonio del pueblo ante el mundo. Es triste ver un cristiano endeudado, angustiado por el dinero, empobrecido y ojo que no estoy diciendo que ser pobre es malo, lo que estoy diciendo es que Dios nos da el poder para hacer riquezas y el nos prospera siempre a cada uno en particular. Dios es nuestro proveedor y haremos bien en manejar bien nuestras finanzas para reflejar ello.
Conclusiones Diezmar y ofrendar nos lleva a reconocer que Dios es nuestro proveedor y a darle gloria y gracias por su provisión. Nos lleva a organizar nuestro presupuesto y ser fieles en administrar lo mucho o poco que tengamos, mejorando nuestra mayordomía cristiana. Nos libera del egoísmo, permitiendonos expandir el reino de los cielos por medio de nuestras ofrendas y mirar también las necesidades de los demás. Nos ayuda a quitar la mirada de este mundo consumista y es una forma como nos comprometemos con la obra de Dios. No hacerlo es sinónimo de egoísmo y de un corazón malagradecido con Dios. Cuando el 2do templo se construyó y Salomón iba a tomar el reinado en lugar de David su padre, este hombre de Dios oró de la siguiente manera: "Asimismo se alegró mucho el rey David, y bendijo a Jehová delante de toda la congregación; y dijo David: Bendito seas tú, oh Jehová, Dios de Israel nuestro padre, desde el siglo y hasta el siglo. Tuya es, oh Jehová, la magnificencia y el poder, la gloria, la victoria y el honor; porque todas las cosas que están en los cielos y en la tierra son tuyas. Tuyo, oh Jehová, es el reino, y tú eres excelso sobre todos. Las riquezas y la gloria proceden de ti, y tú dominas sobre todo; en tu mano está la fuerza y el poder, y en tu mano el hacer grande y el dar poder a todos. Ahora pues, Dios nuestro, nosotros alabamos y loamos tu glorioso nombre. Porque ¿quién soy yo, y quién es mi pueblo, para que pudiésemos ofrecer voluntariamente cosas semejantes? Pues todo es tuyo, y de lo recibido de tu mano te damos. Porque nosotros, extranjeros y advenedizos somos delante de ti, como todos nuestros padres; y nuestros días sobre la tierra, cual sombra que no dura. Oh Jehová Dios nuestro, toda esta abundancia que hemos preparado para edificar casa a tu santo nombre, de tu mano es, y todo es tuyo. Yo sé, Dios mío, que tú escudriñas los corazones, y que la rectitud te agrada; por eso yo con rectitud de mi corazón voluntariamente te he ofrecido todo esto, y ahora he visto con alegría que tu pueblo, reunido aquí ahora, ha dado para ti espontáneamente" (1 Crónicas 29:10-17) Oremos al Señor.
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Notas
1. El egoísmo como señal de un corazón apartado de Dios (v. 6-9) 2. La generosidad como consecuencia de un corazón cercano a Dios (v. 10-12)
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